Los cinturones de
seguridad para automóvil fueron diseñados a mediados del siglo pasado para
retener a los ocupantes adultos en caso de impacto frontal.
En los años 60 se
popularizaron los primeros dispositivos de retención infantil que a
falta de mejor opción, se sujetaban con ayuda de los cinturones de adulto.
En 1994
Volkswagen desarrolló en colaboración con Britax Römer un
sistema de fijación rígida para sustituir la sujeción tradicional con cinturones
en el lanzamiento del Golf IV. El sistema recibió el nombre de Isofix, y
representó tal salto cualitativo en seguridad que hoy día es de equipamiento
obligatorio en todos los vehículos nuevos que salen al mercado.
La magnitud del impacto
Para comprender
la diferencia entre cinturones e Isofix analizaremos lo que ocurre en un
impacto frontal a 60Km/h contra una barrera indeformable, que representa el
tipo de accidente estadísticamente más habitual en Europa.
Un impacto de
este tipo viene a durar unos 90 milisegundos (la mitad de lo que tardamos en
parpadear) desde que vamos a 60Km/h hasta que nos detenemos.
Llamamos deceleración
a esta reducción de velocidad, y su valor se mide en “g”, siendo 1g la
aceleración que experimenta un cuerpo en caída libre por la gravedad.
Un frenazo de
emergencia a esa velocidad, aun con frenos y neumáticos en buen estado, no pasa
de 2g, e invierte no menos de 3 segundos para detener el vehículo. Si esa
velocidad la reducimos en solo 90 milisegundos, estamos hablando de
deceleraciones de 30g.
El efecto de la inercia en el cuerpo humano
Un cuerpo que
decelera experimenta una inercia que le empuja con una fuerza resultado
de multiplicar su peso por el valor de la deceleración. Un cinturón de
seguridad retiene el cuerpo de un niño de 15Kg en una frenada de emergencia con
una fuerza entre 15 y 30 Kg. En un impacto a 60Km/h con una aceleración de 30g
la fuerza sería de 450Kg.
Lo que es peor,
cada parte del cuerpo experimenta la inercia en función de su propia masa
individual. Esto provoca, por ejemplo, un aumento de presión en la zona frontal
de la masa encefálica, que es empujada contra la caja craneal con una fuerza de
30 veces su peso (350 gr en un recién nacido) así como una fuerte depresión en
la zona posterior.
La importancia de reducir la deceleración
Hay niveles de
deceleración que son incompatibles con la vida. Por esto es muy importante
mantener la deceleración lo más baja posible durante el impacto. Físicamente no
es posible decelerar menos que el automóvil, porque tendríamos que empezar a
decelerar antes del impacto. Pero es vital no empezar más tarde. Como menos
tiempo tengamos para decelerar, más alta será la deceleración.
Y aquí es donde
juega su papel una conexión rígida como el Isofix. El cinturón presenta un
comportamiento elástico cuando se le somete a esfuerzos importantes, pudiendo
sufrir una elongación de hasta 15cm en un impacto de estas características.
Esto implica que la sillita y su ocupante siguen desplazándose durante un breve
pero importante lapso de tiempo adicional, debiendo decelerar en menos tiempo y
de modo más acusado. Una conexión rígida en cambio empieza a decelerar en el
mismo instante en que lo hace el chasis del vehículo, participando con él del
máximo tiempo de deceleración, y manteniendo el valor de deceleración lo más
ajustado posible al del propio vehículo.
En este gráfico
tenemos la representación de las curvas de deceleración en una colisión a 60
Km/h
En el instante inicial (t0) el vehiculo sufre un impacto frontal y su velocidad cae de 60 a 0 Km/h, experimentando una deceleración mientras se deforma (curva verde) hasta detenerse por completo 90 milisegundos más tarde, en el instante final (t3).
Gracias a la conexión rígida Isofix, la sillita empieza a decelerar prácticamente al mismo tiempo que el chasis (t1) disponiendo de casi el mismo intervalo para decelerar, experimentando una deceleración muy próxima a la del vehículo.
Sin embargo, la sillita con cinturones no empieza a detenerse hasta t2 debido a la elongación del cinturón, que permite que siga avanzando durante unos milisegundos adicionales. Dispone por ello de menos tiempo hasta t3 para decelerar desde la misma velocidad, por lo que la deceleración será más acusada.
En el instante inicial (t0) el vehiculo sufre un impacto frontal y su velocidad cae de 60 a 0 Km/h, experimentando una deceleración mientras se deforma (curva verde) hasta detenerse por completo 90 milisegundos más tarde, en el instante final (t3).
Gracias a la conexión rígida Isofix, la sillita empieza a decelerar prácticamente al mismo tiempo que el chasis (t1) disponiendo de casi el mismo intervalo para decelerar, experimentando una deceleración muy próxima a la del vehículo.
Sin embargo, la sillita con cinturones no empieza a detenerse hasta t2 debido a la elongación del cinturón, que permite que siga avanzando durante unos milisegundos adicionales. Dispone por ello de menos tiempo hasta t3 para decelerar desde la misma velocidad, por lo que la deceleración será más acusada.
Ventajas adicionales
El Isofix tiene
además otras ventajas, como una mayor estabilidad ante el impacto lateral, o su
facilidad de instalación. Estudios realizados sobre el uso de sistemas de
retención demuestran que tan solo un 30% de sillitas de seguridad se instalan
correctamente con cinturones, frente a un 95% de sillitas de seguridad
instaladas correctamente con Isofix.
FUENTE: SEGURIDAD
INFANTIL A BORDO DE MATIAS MASSÓ
Tal vez saben donde adquirir este tipo de sillas en Ecuador, he buscado, pero ni en los almacenes especializados para bebes existen este tipo de sillas
ResponderEliminar